miércoles, 8 de septiembre de 2010

De cara al sol

7am-.
Faltan cuarenta y cinco minutos para que el radiodespertador que heredé de mis abuelos se dispare, y cinco más para que el celular me recuerde que ya es hora. Que comienza el día.
Pero cuarenta y cinco minutos antes del primer aviso, de que el sol de su primer beso, abro los ojos: la creatividad espontánea, esa que llega de la nada, o del todo, esa que tanto esperé, me tironea de la cama, no la puedo evitar. Y tampoco quiero.
Me levanto,
manoteo algo más abrigado que el pijama livianito que salió del fondo del placard junto a los primeros días que anticipan la cercana primavera,
enjuago mi cara con las primeras aguas que recorren las cañerías del edificio,
y comienzo a escribir.

y en ese interín, recuerdo que se venció el deadline para escribir sobre el nacimiento. Y sonrío ante tal ironía, le agradezco a mi cabeza por regalarme chistes desde tan temprano; suelo despertar de buen talante. Respiro, entra arte en mí; ahora puedo empezar.


Nacer es el único comienzo que no necesita de un final anterior para poder surgir. Solo requiere de una transformación, hacia algo mejor, tal vez más grande (si fuera un cambio hacia eso que nos enseñaron ver como negativo, un cambio hacia algo "peor", menos complejo, tal vez más pequeño, estaría hablando, socialmente, de algún final, que como todo final implicaría un nuevo comienzo; pero no nacimiento). Decíamos, una transformación; una nueva configuración. Elementos que de alguna forma ya estaban presentes, se prestan a un juego nada caprichoso del universo, para vestirse con nuevos atuendos, bañarse de vivos colores, perfumarse de frescos olores, y reacomodarse (o más precisamente, desacomodarse) en un nuevo todo, una revolución que subvierte y rompe con el statu quo anterior, pero no lo termina, dando espacio a aquella manifestación que tanto ansiaba existir, que pasa del latente insistente, a un ser existente. Se externaliza, se da a conocer, y gracias a que ahora puede ser observado y resignificado por las miradas de otros Otro, le es otorgada una esencia, un par de circunstancias, algunos títulos y alguna que otra imagen. Y con todo esos ingredientes, que en algunos casos abundan, en otros escasean, arma su propia receta, vive un par de meses a horno medio, y se convierte en un lindo dibujito listo para salir a jugar a la vereda, recorrer largos caminos, conocer mil y un destinos, sumar nuevos colores, y llenar sus bolsillos tanto de alegrías como de tristezas; de destrezas y perezas. Va cerrando líneas de su cuerpo, mientras que prefiere dejar otras abiertas, por y para siempre, y tener pegada la libertad al cuerpo para nunca olvidarla en algún jardín, para nunca dejarla en ningún rincón, cuidando de ella para que nadie se la quite, porque la libertad, paradójicamente, es el único bien que merece ser defendido, el de mayor valor y antes que cualquier otro nos pertenece.

Nacimiento, como oportunidad más que posibilidad.
Es una elección, la tomas o la dejas.
Es animarse a más,
o no poder más
con esto y lo otro
y decidir cambiar
para ser, para vivir
para disfrutar y realizar
hacer, accionar
compartir, regalar
y nunca jamás terminar.
Una vez que algo nace, jamás muere:
nada se pierde, todo se transforma.

El nacimiento es la única inversión en la que el riesgo a perder es nulo.

Gracias por compartirlo con nosotros.



es posible que algún día
el sol apunte directamente
a tus entrañas


(txt+ph) by Luz Soria
publicado en La Meca http://www.lamecamag.com/

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