domingo, 3 de abril de 2011

Sin hacer ruido, pasó la izquierda por arriba de la derecha: y es que las piernas cruzadas en el mismo orden nunca le duraron mucho, la que queda por debajo jamás tarda en dormirse. Y se queja.

- ¿Tenés hora?- le preguntó, se animó, cuando le pareció que ya habían tenido suficiente comunicación silenciosa.

- No.- Dijo él, aunque intentando ser amable.

-Ah...- y volvió a mirar por la ventana, para seguir imaginando cómo sería su vida si se animara a entregarle un papelito con su nombre y lograra que él también se enamore.

Apoyada sobre la ventana de los colectivos, le encanta llevar auriculares, enamorarse de algún chico-pasajero, e inventar historias de amor, construir imágenes de color vintage y ponerlas en textos con alguna palabra en diminutivo. Es su forma favorita de darle vida al tiempo muerto que intenta aburrirla en cada viaje en colectivo.