Pues, y de golpe, casi como un terremoto de los que solo algunas personas perciben, estábamos convirtiéndonos en paisaje tú y
yo, el viento sobre nuestras pieles desnudas dando pinceladas de estrellas. Desnuda el alma, desnudas las bocas. Vacías de los besos que no
derrochamos, aquella noche, la noche más larga del mundo. Vacías quedaron, solo para
llenarlas de nuevos besos con forma de-.
Bienvenido al lugar donde aterrizan todos
los sueños, allí donde las miradas son lo único que nos sostiene, y los
sentimientos no llevan nombre.
Bienvenido tú.