martes, 19 de octubre de 2010

Fotosíntesis

(Hay pajaritos en la ventana
y sopla un viento que hace remolino con las flores de mi remera)

Entonces me encuentro donde tanto esfuerzo me llevó buscarme
y tal vez ahora me sienta algo incómoda,
no lo ignoro.
Pero esta tarde sé que tampoco te ignoro. A vos.

Anoche fue otro. Otro de tantos. Tanto de un poco. De a poco, un tonto.
Otro el que se cruzó,
y al pararme ante vos, otra fui yo.

A horas de aquello, vuelve todo eso
y se hace un lugar el recuerdo de otro abrazo
se filtra en mí como brisa invernal.

Teniendo fresco cada detalle,
pero intentando atraer cierta amnesia hipocondríaca,
por un momento me dejo llevar,
y si hiciera algún esfuerzo por impedirlo, sé que sería en vano;
por eso ni lo intento; por eso, y por vos.

Y yo me quedé congelada,
y yo me quedé ahí parada.
Para capturar un poco más,
para no imaginar de más.
Me abrigué de tu olor, me acomodé mi saquito, y salí corriendo.

Como siempre, en mi habitación me esperaba
· un reloj que acompaña y no persigue,
· una sábana que acaricia y no asfixia
y por mi ventana entra la ciudad y se estampa en la pared,
para recordarme que ya es otro día
que quiere ser camino para mis pies,
y que está lista para ser explorada.

(duermo. despierto. sonrío. y me levanto.)

Y es que al funcionar con energía solar,
es imprescindible hacer que mis días brillen,
y la verdad que hacer eso me sale muy bien.

Hoy, esa es mi única obligación. Siempre sale el sol.
Qué más puedo pedir?

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