domingo, 6 de enero de 2013

Lejos

Tuve una epifanía
¿Por qué hace mal mirarte a escondidas?
No puedo hablarte con la voz, si no me estás oyendo por la piel.
No puedo mirarte a escondidas, si no me estás mirando esta vez.

Respiro. Son escamas estos cuerpos. Y cuando mirás, gracias fuegos, ya no duelen estalactitas.


Quisiera tener ojos de búho y poder acercarme hasta vos con solo una vuelta al mundo.
El tiempo vuela. Vamos a tener que dibujarnos alas en la espalda.



ycomprendo
quenopuedomirarteaescondidas
novallaaserquetedespiertesymeveas
yqueveasquetemiro
ytemuerasdeochomiedos
yquetiemblesenarena
ytemarchessincastigos.



Auch.. Aprieta el esternón.
Muero por besarte en los labios.

1 comentario:

  1. Se moría de ganas de escribir, tanto que ni le importaba que el traqueteo del tren le haga la letra casi casi ilegible. Ella no escribe para leerse, escribe por necesidad, ese es su sacrificio, su pasión.
    Se la puede ver como apurada, los pelos se le cuelan por la ventana y vuelven a enredarse en su cara. Derepente para, mira su laguna calma, su memoria, ahora si se encuentra a ella misma
    ¿Y si la palabra que busca no existe? Entonces la inventa, y así vuelve a escribir, otra vez apurada, casi frunciendo el ceño, escribe convencida pero no contenta, mira una fraccion de lo eterno pasar por la ventana, y me ve a mi.
    ¿Que hago? Mejor dejo de escribir. No quiero interrumpirla.

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