(o el inmersionante fenómeno de tu voz, aún cuando no estás)
Disparás desde tan cerca, y aunque estés lejos. Me seguís.
Besos de paciencia.
Que ni se te ocurra.
Desde ahora, solo acepto, los de ahora,
entre jugos de durazno y naranjas al limón.
Sé cómo te llamás.
Vos sabés en dónde vivo.
No vamos a tener que esperar nunca más.
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