El día se despereza en silencio, el mediodía se viste de desayuno.
Están en extremo silencio, pensando en lo mismo.
Él despega sus labios y suelta un verso.
Ella abre sus ojos. Se le escapan dos lágrimas.
Es tan tarde que comienza a ser temprano.
Se visten. Se van. Ya no se ven.
Lo normal le resulta tan aburrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario