viernes, 14 de enero de 2011

mermelada de durazno

nos alcanza el mediodía y es la primera cuestión que llega sin pre-aviso,
para desatar una cadena de hechos no planeados, pero sobre los que tomo partida y anuncio algunas decisiones.

a las once y veinticuatro, un rato antes y ya es un poco tarde,
enredarme entre las sábanas es lo más rebuscado en lo que puedo pensar
y recuerdo que a las once y once te regalé la oportunidad de un deseo
y recuerdo que no la quisiste aprovechar.

descubro que prefiero levantarme despeinada y con los ojos descubiertos,
descubro que esa es la única manera de amanecer con las ideas claras.


el reloj marcó algo distinto
pero no me importa la diferencia entre las once y veinticuatro y las once y veintiséis.
y es que, me sorprendo nuevamente, en esa diferencia estás vos.


tengo antojo de mermelada de durazno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario